Video de un minuto y veintiséis segundos con la entrevista a Marina Mateus en el Encuentro de Maestros. Cuenta con interpretación a LSC
Durante más de 15 años, la Clase Permanente de ConCuerpos ha centrado sus investigaciones en las posibilidades de la danza inclusiva para personas con y sin discapacidad. A lo largo de este tiempo, diversas maestras y maestros tanto de la compañía profesional de ConCuerpos, como invitados especiales, han compartido su conocimiento, llevando a cabo investigaciones y planteando preguntas pedagógicas de manera experimental. Esta característica única de la Clase la ha convertido en un espacio móvil de constante exploración en el ámbito de la danza.
Lo que resulta especialmente innovador y desafiante para los maestros es la convergencia de multiplicidades corporales en este entorno. Juliana Pongutá, maestra y bailarina de ConCuerpos, destaca que “la propuesta de la Clase es justamente la apuesta por la diferencia. Como estamos acostumbrados a estar en ciertos espacios que parecen normales, parejos u homogéneos, entonces lo que ocurre en la clase es que esta interpela las herramientas del tallerista y cómo se adapta a la diferencia”. La diferencia no se limita solo a las diversas corporalidades, sino que también abarca un conocimiento variado de la danza. Este mestizaje se manifiesta no solo en participantes con experiencia previa en danza, sino también en aquellos que se acercan a la disciplina por primera vez.
Cristian Briseño, tallerista y bailarín sordo, recalca que la singularidad de la Clase de ConCuerpos no se centra únicamente en la discapacidad como un tema transversal. Su verdadera función es fomentar la formación en la inclusión de la diferencia, una formación que difiere de la educación formal. Se trata de desarrollar metodologías para adaptarse y responder cuando las prácticas habituales no surten efecto. ConCuerpos constantemente busca y ajusta sus metodologías para abrazar a todas las personas. Christian dice que “La inclusión no solo es reconocer que hay personas con capacidades diferentes, sino que es reconocer la diversidad de las personas y buscar maneras de incluirlas.”
Yenser Pinilla, maestro y coreógrafo, respalda esta idea al enfocarse en generar pautas de movimiento sin un objetivo definido, observando cómo resuenan en el grupo. “La intención es que las diferencias individuales y particulares de cada participante resplandezcan en conjunto, sin perder su identidad.” La inclusión busca potenciar las fuerzas individuales, convirtiéndolas en elementos esenciales de un trabajo grupal.
La metodología de la Clase, basada en principios de respeto, gentileza y acción, se asemeja más a un laboratorio que a una clase convencional. Juan Camilo Hernández, maestro y bailarín, describe la Clase Permanente de ConCuerpos como “un laboratorio donde se proponen juegos y preguntas.” Este enfoque es liberador al no imponer contenidos específicos, permitiendo que la incertidumbre guíe el proceso. A través del juego y la investigación, los talleristas presentan pautas de movimiento que los participantes estudian desde sus propias posibilidades corporales diferenciales.
Así, la clase de ConCuerpos se asemeja a un laboratorio en el cual la ejecución de las pautas o ejercicios por parte de los participantes desafía y enriquece el conocimiento de los maestros. Verónica Toro, maestra de yoga, destaca que “la diferencia, aunque inicialmente abrumadora, regula y evalúa la energía del profesor.” Este enfoque único no solo evalúa las prácticas dancísticas, sino que también contribuye a la inclusión de personas con discapacidad como agentes activos de la danza, todo ello a través de la experimentación y la acción continua.