1. Introducción

 

2. Soportes de escucha

 

3. Resultados. Exposiciones

 

4. Conclusiones

 

5. Bibliografía

 

 

 

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 1. INTRODUCCIÓN

 

We live in a world whose sonic texture is constantly transforming and has been for centuries. New, ne­ver-before-heard sounds like ringtones enter and leave everyday life in the course of a few years. New processes for manipulating, transforming and working with sound come and go in the space of decades. (Sterne, 2012, p. 1)

 

Cada tecnología ejerce un cambio en el entorno acústico (Schafer, 2013), añade nuevos sonidos y modos de escucha. Jonathan Sterne (2012) cita los tonos de llamada como esos sonidos que entran y salen en nuestro día a día cuando hace referencia a la constante transformación de las texturas sonoras del mundo.

 

El desarrollo de los teléfonos móviles ha ampliado los límites espacio-temporales del sonido y la capacidad de interferir en las formas de socialización y relación con los lugares. La portabilidad y el tamaño los hace medios omnipresentes con una alta capacidad para interrumpir y condicionar la percepción, llevando, en muchos casos, a estados continuados de atención parcial (Stone, 2014) o espera permanente de mensajes. Además de reproducir la voz, estos dispositivos fomentan la escucha multicapa que suma a la sonoridad de los espacios, los tonos de llamada, las notificaciones, las alertas y cualquier sonido deslocalizado (Chattopadhyay, 2014) o accesible a través de internet, e incluso, a modo de instrumento, sonidos generados por aplicaciones musicales. Se amplía tanto su alcance que se están convirtiendo algo cotidiano incluso en países poco desarrollados, cualquiera tiene al menos un dispositivo móvil que ha incorporado a su vida como una extensión más del cuerpo (Ihde, 2015; Mcluhan, 1996). Esta condición los convierte en medios de transmisión masiva de información y flujo de datos, y una fuente de valor para las empresas y los organismos públicos y privados.

 

1.1. Los sonidos disruptivos

 

La escucha no es una experiencia estática (Rodríguez-López y Mascarell-Palau, 2024), los sonidos aparecen y desaparecen dejándonos expuestos a los imprevisible, a lo que nos es agradable y a lo que nos interrumpe (Westerkamp, 2015). Diversos autores hacen referencia a los sonidos de los dispositivos móviles como parte de la sonosfera contemporánea, sobrecargada de señales que consumimos en cualquier contexto. Holger Schulze (2019) habla de las panacoustic societies y de un proceso de domesticación ubicua. Para Jonathan Crary (2015), la conectividad abierta 24/7 nos está robando el sueño y sumiendo en sistemas que estructuran nuestro tiempo y acciones de las que perdemos fácilmente el control. Marta Peirano (2019) señala que las aplicaciones de los móviles no son neutrales y que lo que quieren de los usuarios es un compromiso que, finalmente, se transforme en un hábito. Todos los dispositivos móviles tienen sonidos que se han convertido en signos cotidianos sobre los que no se produce una reflexión. En muchos casos se han normalizado de tal manera que olvidamos que gestionan nuestras agendas, avisando de todas las tareas que antes procesaba nuestra memoria. Resultan tan imperceptibles que nos olvidamos de que pueden emitir alertas en cualquier momento y situación, trasladando nuestra mente a otro contexto e invadiendo los espacios (Rodríguez, 2019; 2021).

 

 

 

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